Mientras Yenis de Rangel, una joven mujer venezolana de 30 años, que en estado de embarazo hace menos de dos meses se vino de Venezuela huyendo de la situación económica del país y del régimen de Maduro, agradecía a las autoridades de Soledad por la atención y la gentileza con la que fue recibida en este mundo su hija, pues ella fue llevada por sus familiares hasta el centro de salud de la Ciudadela Metropolitana sin un peso, sin ropa ni pañales para la bebé que venía en camino y con la preocupación que la atendieran, muy a pesar de su situación.
Yetzen Milagros, que significa regalo de dios, fue muy bendecida porque nació justo el día en que el Hospital de Soledad Materno Infantil cumplía 18 años y en el centro de salud de la Ciudadela Metropolitana, donde sus autoridades estarían esa mañana dando al servicio una oficina del call center de la entidad.
La mujer no solo recibió todos los servicios médicos del parto de Yetzen Milagros completamente gratis, sino que además le obsequiaron pañales y de inmediato la niña fue registrada como colombiana y a su vez le entregaron el Sisben de Soledad para que pueda acceder a los beneficios de salud y demás servicios del Estado,
Por ello, se mostró muy agradecida con el alcalde de Soledad y la gerente del Hospital por todas las “bendiciones” que había recibido para ella y su bebé el día de su nacimiento, el mismo día en que se celebraban, no solo los 18 años de servicios del centro asistencial, sino su franca recuperación financiera, luego de estar al borde del cierre hace menos de tres años.
La otra cara de la moneda
Pero mientras todo era alegría y bendiciones en el Soledad, por la llegada al mundo de una bebé de padres venezolanos agradecidos de las bondades de las autoridades soledeñas, en Malambo se vivía quizás a la misma hora la otra cara de la moneda.
Hace cuatro meses, Serafín Castilla Rodríguez, un señor de 67 años que reside en el populoso sector de Villa Spencer, en el norte del municipio, decidió acceder a alquilarle una pieza a un par de venezolanos que también llegaron a Colombia en busca de un mejor futuro, pasaron dos meses y los inquilinos no solo no pagaban, sino que ya eran tres, luego cuatro y cuando el cuarto mes ya casi terminaba y no se veía el pago; Serafín Castilla decide dar por terminado el contrato verbal exigiendo a los inquilinos que le desocuparan su casa, incluso así no le pagaran.
Este martes, mientras Yetsen Milagros nacía en Soledad, los inquilinos de Serafín -a plena luz del día y sin despertar las sospechas de los vecinos- salieron de la casa de su arrendatario y cumpliendo textualmente su petición, ¡se la desocuparon! pues con ellos también se llevaron todas las cosas de valor de la residencia, mientras su propietario trabajaba.
Los desagradecidos inquilinos cargaron con elementos de cocina como olla a presión, utensilios, licuadora, también plancha, colchones, televisor y hasta la nevera nueva de don Serafín, que apenas había sacado hace un mes en muebles Jamar y de la cual solo lleva una cuota paga. De los delincuentes, nadie sospechó porque siempre los veían ahí y la gente pensó que los muchachos se mudaban, por eso ni la placa del carro que les transportó todo lo hurtado nadie apunto.
La denuncia ya fue instaurada en la Fiscalía de Malambo, nos comenta don Serafín Castilla Rodríguez muy triste y desolado, mientras contempla su apartamento casi que totalmente desocupado.