Celebrando el Día Mundial de la Lucha contra la tuberculosis el próximo 24 de marzo, las autoridades de salud del departamento del Atlántico se amoldan al tema central de este año, que busca promover la concientización de esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud –OMS– escogió esta frase con el fin impulsar procesos que permitan ampliar el acceso a la prevención y tratamiento; promover una respuesta equitativa a la tuberculosis, basada en los derechos y centrada en las personas; asegurar una financiación suficiente y sostenible para eliminar la enfermedad y para la investigación; poner fin al estigma y la discriminación que aún se genera en torno a los pacientes, y construir responsabilidad desde todos agentes del sistema y el paciente.
“Con corte a la semana epidemiológica 52 de 2018, en Atlántico se notificaron un total de 379 casos de tuberculosis sensible, siendo la incidencia de 28,9 x 100.000 habitantes. Los municipios con mayor incidencia fueron: Santo Tomás, Galapa, Campo de la Cruz, Malambo, Palmar de Varela y Soledad”, explicó Armando De la Hoz, secretario de Salud del Atlántico.
El 85,8 % de los casos fueron de la forma pulmonar, y la coinfección TB/VIH fue del 13 %. El 55 % de los casos se presentó en población masculina, siendo el grupo de edad más afectado el de mayores de 29 a 59 años (51 %), seguido del grupo de mayores de 60 años (24 %); los menores de 15 años aportaron el 5 % de los casos.
La tuberculosis es una enfermedad curable
La tuberculosis es una enfermedad curable causada por un bacilo llamado Mycobacterium tuberculosis, que se propaga a través del aire cuando una persona tose, estornuda o habla. Generalmente afecta los pulmones, pero también otras partes del cuerpo como los ganglios, las meninges, los huesos, la piel u otros, a este tipo se le conoce como tuberculosis extrapulmonar.
No todas las personas expuestas a la enfermedad la desarrollan, dada la protección que confiere el sistema inmunológico o de defensas del organismo, por lo tanto, existen dos formas de tuberculosis: la infección tuberculosa latente, y la enfermedad de tuberculosis (activa).
Una persona que tenga diagnóstico confirmado de tuberculosis pulmonar y que no haya iniciado tratamiento, puede expulsar bacilos infecciosos al ambiente a través de la tos, el estornudo, al escupir o al hablar especialmente a los contactos más cercanos de su familia, estudio o trabajo. Se estima que una persona sin diagnóstico y tratamiento puede llegar a infectar de 10 a 15 personas por año.
La tuberculosis no se transmite por dar la mano, ni por compartir alimentos u objetos, ni por darle un beso o abrazo a la persona afectada. Esta enfermedad no es hereditaria y no discrimina edad, raza, sexo o estatus social o económico.
¿Cómo prevenirla?
En niños menores de 1 año se puede prevenir con la vacuna de BCG para evitar formas graves de tuberculosis infantil.
En niños que tengan contacto con una persona enferma de TB, debe ser evaluado por el médico para descartar TB activa o iniciar el tratamiento para la infección tuberculosa latente.
En adultos se puede disminuir el riesgo con la adopción de hábitos de vida saludable como evitar o limitar el consumo de tabaco, sustancias psicoactivas y alcohol, mantener una alimentación sana y prevenir el contagio con el VIH.
La persona enferma puede proteger la boca y la nariz al toser o estornudar.
En lugares hacinados se debe garantizar la ventilación e iluminación natural (luz solar), lo anterior ayuda a eliminar el bacilo.
Una persona enferma debe acceder al tratamiento lo antes posible, con esto se corta la cadena de contagio y evita la propagación de la enfermedad.