Tres premios Nobel de la Paz para los defensores de los derechos humanos en tres países que han sido víctimas de Vladímir Putin y Aleksandr Lukashenko. El Comité Nobel noruego ha reconocido este año la labor del director de la ONG bielorrusa Viasná, Ales Bialiatski; de la fundación rusa Memorial, liquidada por el Kremlin y la justicia rusa a finales del pasado año, y del Centro para las Libertades Civiles ucraniano. Al conceder el Nobel de la Paz a un individuo y dos organizaciones, el comité premia a quienes ha definido como “campeones de los derechos humanos, la democracia y la coexistencia pacífica”, que han desplegado “esfuerzos notables” para defender “los valores humanos y del Estado de Derecho”, así como el antimilitarismo, según ha manifestado la presidenta del Comité Nobel, la abogada noruega Berit Reiss-Andersen, durante la lectura de los galardones.
Bialiatski, preso de conciencia detenido en 2011 y 2021, lidera una organización que ha vigilado la represión política del presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko. Su labor descubrió al mundo los abusos en las cárceles y las detenciones masivas del régimen a raíz de las protestas del verano de 2020 contra el fraude en unas elecciones donde el mandatario se apuntó un 80% de apoyo frente al 10% de la oposición. Memorial, por su parte, nació como una iniciativa ciudadana en los últimos años de la URSS para investigar los crímenes del régimen soviético. La fundación se convirtió en una constelación de organizaciones regionales que comenzaron con la apertura de los archivos del KGB, la policía secreta del régimen, y llegaron a investigar crímenes más recientes como los ocurridos en Chechenia.