El Contralor General de la República, Carlos Hernán Rodríguez Becerra, recomendó al Gobierno que realice una mayor pedagogía en sus pronunciamientos referentes a la transición energética, y aclare si esta se hará de manera gradual y progresiva, sin desconocer la importancia que en la actualidad juega el sector minero energético para la economía y las finanzas públicas.
“Para la CGR no es claro, cómo será la participación y la transformación de los procesos productivos a cargo de la industria que hoy depende del carbón y de los hidrocarburos, por lo que esta entidad hace un llamado en varios frentes, a las instituciones y sectores del país, para ampliar las alternativas frente a esta transformación necesaria, con una política pública integral, eficiente y responsable, para que se haga con la gradualidad requerida”, subrayó.
Consideró el jefe del organismo de control que se deben tomar líneas de acción que permitan el cumplimiento de las metas propuestas y los compromisos adquiridos internacionalmente, logrando la diversificación de los sectores económicos del país hacía la incursión en nuevos modelos de negocio sostenibles, generando un reemplazo que tenga el menor impacto sobre nuestras principales variables macroeconómicas.
Dijo que Colombia tiene una grande dependencia de los recursos generados en el sector hidrocarburos, incluso para financiar la misma transición energética, y un riesgo inminente es que, si no hay más hallazgos ni cambios de tecnología para incrementar la producción de hidrocarburos, ocurra una disminución continua y gradual.
“Las reservas de hidrocarburos deben ser suficientes para cubrir el proceso de transición energética, de tal manera que no se ponga en riesgo la confiabilidad en el abastecimiento de energía, la soberanía energética y en general la economía del país”, anotó.
Una transición con eficiencia y responsabilidad
Rodríguez Becerra hizo este pronunciamiento al instalar el Foro “Transición Energética: Luces para el Futuro”, un espacio deliberativo convocado por la Contraloría, en el marco de su celebración de cien años de existencia, para iniciar un diálogo abierto sobre el tema, con la participación del alto gobierno, la academia y los gremios del sector.
Insistió el Contralor en que la transición energética debe hacerse de manera eficiente, responsable, confiable y segura, dado que no se puede olvidar que los objetivos de desarrollo sostenible dentro de los cuales Colombia ha asumido compromisos buscan precisamente que se alcance el desarrollo económico de los países con sostenibilidad y esta se predica no solo de los recursos naturales, sino de los recursos económicos que financiarán diversas políticas sociales.
“La Transición energética debe hacerse de manera justa, segura, confiable y eficiente, por ser uno de los grandes temas que se han venido discutiendo en Colombia a raíz de los anuncios del gobierno y de las propuestas consignadas en las bases del Plan Nacional de Desarrollo 2022–2026”, añadió.
También es evidente que, para Colombia, sin ser un país petrolero en el ámbito mundial, la dinámica de la industria energética reviste una gran importancia y sus movimientos generan un impacto importante en el comportamiento económico y fiscal, recordó luego.
Hizo entonces una precisión: “En ningún momento se quiere desconocer que la transición energética ya está en marcha y que es un eje fundamental en el crecimiento económico sostenible y que Colombia está avanzando en la generación de energía a partir de fuentes renovables no convencionales. Sin embargo, se deben resaltar también que los lineamientos de política de esta transición incluidos en el Conpes 4075 de 2022, señalan que, para gozar de una matriz energética limpia, los combustibles fósiles tienen aún un rol importante, además de la dependencia de otros sectores económicos de estos energéticos, para ser eficientes y competitivos en sus procesos”.
Para el Contralor Rodríguez Becerra, es evidente que el país enfrenta el reto de conciliar dos objetivos: El primero es dejar de depender de manera significativa de la producción de commodities, que por su naturaleza tienen cotizaciones muy volátiles y sobre las cuales Colombia tiene poca injerencia en los mercados internacionales, además de su limitada capacidad de generar valor agregado en el mediano y largo plazo.
El segundo objetivo está relacionado con el avance del país en el uso de energías más limpias, el cual -recalcó- es pertinente hacerlo de manera gradual y segura para minimizar los efectos adversos sobre variables económicas como, la inversión, el empleo, las finanzas públicas, la competitividad, la inflación, por nombrar las más evidentes; a la par de que se debe garantizar la seguridad energética.