En una vivienda de Barranquilla, la Fiscalía incautó más de 30 toneladas de insecticida falsificados.
En el lugar se encontraron tapas, envases plásticos, sellos, marquillas y otros elementos utilizados para darles apariencia de legalidad a los productos.
Peritos especializados establecieron que los insecticidas fraudulentos correspondían a productos vencidos y en presentaciones no autorizadas por los propietarios de las marcas, por lo que ya no serían eficientes para el control de plagas, y no existe claridad sobre sus efectos y consecuencias para las personas que los utilizan, indica el comunicado.
Los productos eran elaborados manualmente, embalados y rotulados, como si pertenecieran a reconocidas marcas, y vendidos para uso doméstico.