Las esperanzas de la familia de Mariano Esteban Narváez Gutiérrez por encontrarlo con vida se desvanecieron en la tarde del pasado viernes 25 de abril, con la confirmación del hallazgo de su cuerpo ensangrentado y ultimado por arma de fuego.
Mariano era el contador público y ex trabajador de la Alcaldía de Barranquilla, de 65 años de edad, que fue raptado por delincuentes en un automóvil y dos motocicletas, a las 2:00 de la tarde del pasado 15 de abril, mientras sacaba a pasear a su mascota en la terraza de su vivienda en el barrio Caribe Verde, en el suroccidente de Barranquilla.
Al día siguiente, es decir el miércoles 16 de abril, las autoridades encontraron el automóvil Kia Picanto blanco, de placas LSO 471, en el que se llevaron a la fuerza al adulto mayor, abandonado en un sector del barrio Rebolo, en el suroriente de Barranquilla.
Desde el mismo momento en que el sexagenario hombre fue secuestrado por sus verdugos, la familia informó al Gaula de la Policía Mebar acerca de lo sucedido y un grupo de agentes fue asignado para investigar este suceso y traer de vuelta a casa al señor Mariano.
Familiares del hoy occiso presumen que los delincuentes jamás pidieron rescate, porque el señor al momento del rapto había dejado el celular en su vivienda y no se sabía ningún número.
Otra de las conjeturas que hacen es que le habrían segado la vida al señor, por la presión de las autoridades, quienes habrían tenido cercados a los delincuentes en varias ocasiones.
Lo único cierto es que el contador Mariano Narváez fue hallado sin vida 10 días después de su rapto, en una trocha que comunica el corregimiento de Palermo con el municipio de Sitionuevo (Magdalena).
Una de las hijas del contador público, en diálogo con EMISORA ATLÁNTICO, lamentó lo sucedido y expresó su impotencia por lo que hoy ocurre en Barranquilla con las bandas delincuenciales que están aquí enquistadas, flagelo que en días pasados cobró la vida de su padre, al que describió como un hombre correcto.
“Estamos tan inseguros, lastimosamente el sistema judicial que tenemos responde muy lento a los procesos que tiene que hacer la Policía. Lastimosamente los allanamientos fueron muy lentos. Las órdenes que se dieron. Y la Policía siempre sospechó de algún lugar, lo encontraron del otro lado, pero creo que la inseguridad en nuestra ciudad es muy grande y lamentablemente nos hace falta mucha más intensidad o agilidad con estos casos. A mi papá lo secuestraron y lamentablemente lo mataron. Apareció en esa trocha muerto por estos grupos de extorsionistas”.