Un año, ocho meses y cuatro días tuvieron que pasar para que se conociera la verdad sobre la desaparición de Wilmary Carolina Guerra Montilla, la mujer de 32 años que el 18 de septiembre de 2023 salió de su vivienda en el barrio Centro, de Malambo, y desde entonces fue como si se la hubiera tragado la tierra.
Literalmente no se la tragó, pero sí fue sepultada, exactamente a dos metros de profundidad en una finca apartada del casco urbano del municipio de Manatí, en una zona de difícil acceso.
¿Y si el acceso es tan difícil cómo dieron con la ubicación? Pues, aquí hay que ponderar, primero el amor inagotable de un padre por encontrar a como diera lugar a su hija. Un hombre que llegó a Barranquilla el 9 de octubre de 2023, sin conocer la ciudad, sin tener el menor indicio del paradero de Wilmary, pero con la firme convicción de que la encontraría.
Desde el momento en que arribó a la capital del Atlántico con tanto optimismo hasta el día en que fueron hallados los restos mortales de Wilmary pasaron 1 año, 7 meses y 13 días, de los cuales todos los benditos lunes arribaba a la Fiscalía para preguntar sobre la investigación de la desaparición de su hija.
La carpeta del caso pasó de mano en mano por cuatro fiscales sin que investigaran absolutamente nada, mientras el señor Wilmer deambulaba las instalaciones de la Fiscalía, la Policía, el Gaula, la Defensoría del Pueblo, entre otras entidades e instituciones, en busca de alguien que lo ayudara a encontrar a Wilmary y le creyera sobre unos indicios que tenía del lugar donde podía estar su única hija.
“Hasta que por fin llegó un fiscal que ese fue el un ángel que me cayó del cielo, ¿verdad? un fiscal eh llamado Diego Diego Araújo con un investigador llamado eh Alfredo Urina. Bueno, ellos se tomaron el caso con con bastante determinación y con mucho sentido de pertenencia, ¿no? Y ahí fue donde empezaron a realmente a realizar las investigaciones que se necesitaban, ¿no?”, narró Wilmer Guerra.
Hasta ese momento, la única información que se tenía era que Wilmary había salido de su vivienda aquel 18 de septiembre de 2023, a las 2:00 de la tarde, con una bolsa negra en la mano en la que parecía que llevaba ropa.
Al día siguiente, es decir, el 19 de septiembre de 2023, Wilmary grabó un video desde la finca donde se encontraba, y esa pieza audiovisual que ella le envió a una amiga pastora de República Dominicana, se constituiría en la prueba reina y única evidencia del lugar donde fue llevada Wilmary por su verdugo, que para ese momento ya se sospechaba que era su expareja sentimental Franklin Jesús Trillos Yance.
“El problema era que el teléfono de Wilmary no registraba actividad en la zona donde ella estaba, o sea, solamente registró actividad en Malambo. Fuera de Malambo, no registró actividad, es decir, que ese teléfono no registró movimiento el día que ella desaparece, que fue el 18, ¿no?. El día que ella grabó el video, que fue el 19 y a partir de allí, bueno…”, narró el afligido padre.
¿Y por qué su número telefónico no registró actividad?. Sucede que, gracias al extraordinario trabajo realizado por el fiscal en mención, se pudo determinar, luego de un análisis de 90 mil datos y cotejos de cientos de llamadas y mensajes de texto, que el asesino de Wilmary premeditó cada detalle y por eso el 4 de agosto de 2023, es decir 1 mes y 14 días antes de su desaparición, cambió la Sim Card del teléfono para que ni las autoridades ni la familia rastrearan los movimientos de su víctima el día que fuera a ejecutar el homicidio.
Pero, como dicen los entendidos que no hay crimen perfecto, este sujeto no tuvo en cuenta que pese a haber cambiado la Sim Card, el teléfono de Wilmary podía ser rastreado a través de su IMEI o número único de identificación del celular, y así fue como 1 año y 3 meses después del asesinato, las autoridades pudieron determinar que Franklin Trillos era quien la había desaparecido.
A partir de ese momento se llevó a cabo un análisis minucioso por parte de los investigadores del CTI adscritos al Gaula Militar, quienes pudieron determinar que a las 2:52 de la tarde del 18 de septiembre de 2023, el teléfono de Wilmary llegó al Paseo Bolívar con carrera 38 y unos segundos después llegó el teléfono de Franklin.
Allí tomaron un transporte que atravesó la avenida La Cordialidad y arribaron al municipio de Sabanalarga, donde permanecieron varias horas. Luego se trasladaron al corregimiento de Aguada de Pablo, donde pernoctaron esa noche.
Al día siguiente, es decir el 19 de septiembre de 2023, volvieron a tener señal a las 6:00 de la mañana en el municipio de Manatí y a las 7:00 a.m. llegaron a la finca Las Palmitas, lugar donde fue ultimada Wilmary a manos de su expareja sentimental.
Pero no se trató de un homicidio cualquiera, de acuerdo con lo que pudieron precisar los investigadores, Franklin practicaba la brujería y fue en medio de un ritual esotérico que asesinó a Wilmary con tal de aumentar de nivel en ese mundo de ocultismo.
Tras asesinarla, que aún se desconoce cómo lo hizo, quemó sus chancletas, cavó un hueco de dos metros en forma de tubo y allí la sepultó entre la noche del 19 y la madrugada del 20 de septiembre de 2023.
“Entonces perforaron el hueco, la lanzaron, ella quedó acurrucada así con esta manito hacia arriba, que fue lo primero que consiguieron cuando empezaron a acabar. Porque este la tiraron allí, el hueco no era demasiado ancho, ella, o sea, dobló por por la misma inercia, dobló el pie y quedó quedó así. en esta posición”, detalló el padre de Wilmary.
“Estaba totalmente vestida, pero lógicamente que con la fecha 20 meses enterrada allí ya la ropa estaba disuelta pues y prácticamente lo que se consiguió fue la osamenta. Ya toca determinar a medicatura forense si hubo golpe, o sea, la forma como como como la mataron pues. Ya eso este ellos tendrán su tiempo y se tendrán sus protocolos para determinar de qué forma que fue que murió”, añadió.
Franklin Jesús Trillos Yance se encuentra prófugo de la justicia en este momento. Se rumora que ha estado en municipios como Polonuevo y Manatí, y que ha tratado de cambiar su aspecto físico para no ser reconocido.
Un dato perturbador y no menor a todo lo narrado, indica que las autoridades presumen que en la finca Las Palmitas, donde fueron encontrados un año y ocho meses después los restos óseos de Wilmary, podría haber más cuerpos enterrados de personas sacrificadas en medio de las prácticas esotéricas de Franklin.