La pérdida de la medalla de oro en el béisbol de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 por parte de Cuba, con seguridad intensificarán las críticas contra toda la dirigencia, mánager, peloteros del equipo y servirá de caldo de cultivo para reiterar que el poderío beisbolero de la isla se ha venido a menos en los últimos años y que en actualidad atraviesa una de las más profundas crisis de su historia.
Hay hechos que son irrefutables en los Juegos que se celebran en Barranquilla: Cuba perdió un invicto de 45 juegos al caer 8-1 ante Puerto Rico. Su último revés en Centroamericanos y del Caribe había sido en 1982, también ante los boricuas. Como si fuera poco perdió con Venezuela 2-1, algo que no sucedía hace 51 años a nivel de estas Justas.
Las críticas contra Carlos Martí, piloto cubano, han arreciado desde antes del inicio de la competencia en Barranquilla. Muchos entendidos encendieron las alarmas por el pobre rendimiento del equipo en los topes preparatorios. Perdió la serie de tres juegos ante Colombia y también fue derrotado en una serie de cuatro juegos por un equipo universitario de Estados Unidos (en los tres primeros solo anotó una carrera y solo ganó el último por 15-4), en el mismísimo estadio Latinoamericano de La Habana, donde la escasa asistencia terminó rechiflando a sus peloteros.
En Barranquilla, Martí lo ha intentado casi todo en aras de sacarle el mayor provecho a su escuadra. Ha movido el line up, ha cambiado el orden de los bateadores, pero hasta ahora ha resultado insuficiente, muy a pesar de que sus dos últimos juegos los ganó por una pizarra amplia: 13-1 a República Dominicana y 11-3 a Nicaragua.
Cuba, que había ganado 15 de las 22 ediciones anteriores del béisbol de los Juegos
Muchos consideran que los peloteros que se encuentran en Barranquilla han sido sometidos a un desgaste excesivo producto de un año en el que han tenido que disputar la Serie Nacional, Serie del Caribe, Serie Especial y ni hablar de los contratos en ligas extranjeras. En pocas palabras, los jugadores no han tenido respiro y probablemente eso ha mermado su rendimiento.
Pero lo anterior, para Martí, no es un argumento de peso. Aunque reconoce que sus dirigidos han tenido bastante trajín, asegura que la preparación fue bien planificada y que sí tuvieron descanso.
El fenómeno de la migración también ha sido incluido como otra de las causas del declive del béisbol cubano y eso se ha reflejado no solo en la selección que se encuentra en Barranquilla, sino en la que realizó un discreto papel en el reciente torneo de Harlem, en Holanda. Se estima que, en 2019, Cuba tendrá un número cercano a los 50 peloteros en Grandes Ligas en virtud de que cada vez son más los que están buscando salir de la isla en busca de un mejor futuro para sus familias.
Otro factor, no menos importante, es la falta de interés de los niños cubanos, que ya no sueñan con ser beisbolistas sino futbolistas. En la isla, incluso, varios van más allá y declaran que el béisbol ya no es el deporte nacional.
«Se está trabajando para tener un mejor béisbol en Cuba. Yo soy de los que piensa que la clave para que el béisbol nuestro es mejorar los torneos nacionales», dijo el mánager de Cuba, Carlos Martí, que en Barranquilla se quedó de la falta de poder ofensivo de su escuadra, a lo cual le achacó en gran medida no haber ganado el oro. De los hombres que han jugado todos los partidos (6) solo dos han tenido promedio por encima de .300: Carlos Benítez y Yordan Manduley (.333). El bateo colectivo de los cubanos ha alcanzado, hasta ahora, los .309 y solo han conectado 8 extrabases; 6 dobles y 2 dobles.
Esta es la segunda vez que Cuba se queda sin alcanzar la medalla de oro en unos Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla. La primera vez, en 1946, debió conformarse con el bronce. En esta oportunidad aspira a consolarse con la de plata.
Prensa Centroamericanos 2018


