La victoria de España por 5-4 ante Francia, que lleva al equipo de Luis de la Fuente a la final de la Liga de Naciones, se dio probablemente en uno de los partidos más locos de la historia del fútbol, lleno de alternativas por parte de ambos equipos.
Seguramente, muchos espectadores en los primeros 20 minutos debieron pensar que todo hablaba a favor de Francia que había tenido grandes ocasiones, pero se había encontrado varias veces con un gigantesco Unai Simon y una vez con la escuadra ante un remate de Theo Hernández.
Pero entonces vino el gol de Nico Williams, en una gran jugada por la derecha de Lamine Yamal. Y poco después Mikel Merino marcó el segundo.
En los primeros minutos del segundo tiempo el balón atravesó varias veces el área española en centros peligrosos que no encontraron rematador. Y entonces vinieron el penalti contra Lamine Yamal, convertido por él mismo, y el gran gol de Pedri que hacía pensar a cualquier que el partido ya estaba sentenciado.
Aunque Kylian Mbappé acortó distancias, de penalti, vino luego el quinto español, marcado por Lamine, lo que hacía pensar que todo terminaría en una goleada para la leyenda.
La goleada histórica que parecía anunciarse terminó convirtiéndose en una victoria apretada que, sin embargo, vale exactamente lo mismo para llegar a una final en la que espera el Portugal de Cristiano Ronaldo.
Tal vez incluso vale más porque, mientras una goleada a favor entraña el peligro de la autocomplacencia, los cuatro goles en contra y lo cerca que estuvo España de sufrir una remontada le invitan a reflexionar y a afinar algunos aspectos en defensa.
En la memoria queda un partido de nueve goles, con innumerables jugadas en ambas áreas. Tras el remate a la escuadra de Theo en la primera parte, en el segundo tiempo Ousmane Dembelé estrelló un disparo contra el larguero.
Luis de la Fuente, un día antes del partido, decía que los compromisos de la Liga de Naciones los iban a decidir detalles. Es posible que tenga razón. Pero esta noche son demasiados los detalles que habría que enumerar.
Cortesía: EFE