De acuerdo a los estadísticos, nunca en su historia, como en 2018, Junior había disputado tantos partidos:70 para ser exactos. Cuando más próximo estuvo a esa cifra fue en 2017 cuando alcanzó 68 juegos.
Fue un exigente y extenuante año en el que, a pesar de lo que pudiera pensarse, el equipo respondió con excelencia desde lo físico y dónde se hizo fuerte en el que había sido uno de sus pendientes: los trámites en altura.
Junior afrontó tres torneos de importancia: Sudamericana, Liga y Copa. En esta última fue eliminado en cuartos de final por Nacional, pero en Liga y Sudamericana disputó dos finales y no desentonó ni futbolística ni físicamente.
En este último ítem, es necesario hacer un reconocimiento al preparador físico del club. El uruguayo Jorge Franco, un experimentado profesional en su campo, que llegó a Junior junto a Comesaña en abril e inicio un proceso que rindió, y de qué manera, frutos.
A diferencia de 2017 donde el equipo fue de más a menos en su rendimiento, en este 2018 las cosas se invirtieron y, salvo en pasajes del partido de vuelta en Medellín, el cansancio no apareció a pesar de la tensión, la seguidilla de partidos y el desgaste propio de los viajes.