
La denuncia la puso un ingeniero, empleado del Ayuntamiento de París. Los llevaba en un maletín, que portaba además otro dispositivo sin contenido importante.
Según las primeras investigaciones, el robo tuvo lugar antes de la salida del tren. El denunciante había colocado el ordenador en el compartimento, encima de su asiento en el vagón y cuando decidió cambiar de tren porque el suyo llevaba retraso, se percató de su desaparición.
La memoria USB comprometida, que contiene planes de seguridad sobre la circulación y el transporte, está cifrada. De momento no hay pruebas de que fuese un robo con el objetivo específico de hacerse con la información y no se descarta un simple hurto.
La seguridad es uno de los grandes retos de Francia para los Juegos, con novedades como una ceremonia inaugural al aire libre, a lo largo del río Sena, con los importantes desafíos para las fuerzas del orden que ello conlleva.
La ciudad va a movilizar a 2.000 policías municipales para los Juegos Olímpicos entre el 26 de julio y el 11 de agosto próximos.


