Por años, Saúl ‘Canelo’ Álvarez acostumbró a descender de sus jets privados enfundado en conjuntos de Dolce & Gabbana que parecían pijamas bordadas en miles de dólares. Esta vez, cambió el guion. El mexicano apareció con un estilo más urbano, aunque igual de blindado en lujo, para instalarse en Las Vegas, donde lo espera la semana más decisiva del año al pelear con Terence Crawford.
La llegada a Sin Cinty no fue discreto: cámaras, equipo, redes sociales encendidas y un jet privado que parecía más boutique aérea que transporte. En medio de la travesía, Canelo presumió uno de los tesoros de su colección: el Jacob & Co Opera Godfather Rose Gold, reloj de 400 mil dólares que encierra un mecanismo musical inspirado en El Padrino. Una pieza que no marca la hora, sino el poder adquisitivo.
En sus manos brillaban los símbolos que lo acompañan siempre: el sello de oro con su nombre y la argolla matrimonial recubierta de cristales y diamantes. La escena la completó una partida de baraja en el aire, un ritual de calma antes de un combate que se venderá como tormenta.
Canelo se involucra en el arte
Álvarez también aprovechó para mostrar su faceta de empresario cultural. Junto con la galería Fivemotionmx y el artista Brux, lanzó una colección limitada de 499 piezas: reloj, cinturón, arracada y guante dorado. Cada artículo cuesta cinco mil dólares, un precio reservado para coleccionistas capaces de apostar su devoción por el campeón.
Pero este viaje no sólo marca la antesala de una pelea, sino también podría ser el final de una era. Se dice que a partir de 2026, sus combates migrarán a Arabia Saudita, el nuevo eje financiero del boxeo mundial. La cita del 13 de septiembre frente a Terence Crawford en el Allegiant Stadium se encamina a ser la última función del mexicano en la ciudad del pecado.
Tomado de: https://www.excelsior.com.mx



