
Desde Cartagena, en la última Misa del viaje, el Papa volvió a hablar sobre el proceso de paz en Colombia: «Nada podrá reemplazar el encuentro reparador; ningún proceso colectivo nos exime del desafío de encontrarnos, de clarificar, perdonar», porque «quien toma la iniciativa siempre es el más valiente»; para la pacificación no bastan «acuerdos entre grupos políticos»
«Condeno con firmeza la lacra del narcotráfico que ha puesto fin a tantas vidas y que es mantenida y sostenida por hombres sin escrúpulos. Hago un llamado para terminar con el narcotráfico que lo único que hace es sembrar muerte por doquier y destrozando tantas familias».
Y también, la reconciliación y la paz son un proceso en el que todos debemos participar, no bastan acuerdos institucionales entre grupos políticos, ni cláusulas normativas: «Nada podrá reemplazar ese encuentro reparador; ningún proceso colectivo nos exime del desafío de encontrarnos, de clarificar, perdonar».
El Papa Francisco, antes de dejar Colombia para volver a Roma, celebró la Misa en el área portuaria de Contecar en Cartagena, ciudad símbolo de los derechos humanos, porque aquí nació la preocupación para aliviar la situación de los oprimidos de la época, esencialmente la época de los esclavos, por quienes santos como Pedro Claver reclamaron el respeto y la libertad.
No es posible vivir en paz sin firmes principios de justicia, concluyó Francisco, que también rezó con los colombianos para que se cumpla el lema de su viaje: «¡Demos el primer paso!», que significa, «salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor».
Si Colombia «quiere una paz estable y duradera, debe dar urgentemente un paso hacia esta dirección, que es «aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias».