Un menú basado en la sostenibilidad y visibilidad del Caribe, que mezcla conceptos y puntos gastronómicos, es el nuevo aire que refresca a la cocina de Varadero.
Insumos del mar que se juntan con ingredientes de la tierra ratifican la identidad del restaurante desde hace 25 años.
Es difícil elegir un solo favorito, pero si se trata de resaltar, sin duda la pesca nikkei merece una mención especial. Se trata de un pescado fresco del Caribe colombiano, capturado de manera artesanal, lo que no solo garantiza su calidad, sino que también apoya a las comunidades locales que, desde hace décadas, practican una pesca responsable y sostenible. Este plato, preparado al estilo peruano, es una muestra clara de la evolución de nuestra propuesta gastronómica.
El menú muestra objetividad al innovar con un postre insignia de las calles del Caribe. El raspao evoca las tardes en cualquier lugar de Barranquilla y genera en la memoria gastronómica frescura y dulzura. El postre insignia atemporal ofrece una visión de una carta que resguarda la autenticidad de la región.
Julio Oñate y Mario Henao, socios fundadores de Varadero y creadores del concepto de cada plato, coinciden en que este era el momento de evolucionar. “Sabíamos que era hora de refrescarnos, le metimos mano al menú, mantuvimos la esencia y le dimos un nuevo aire a nuestra cocina”.
El restaurante, referente gastronómico en la región, suma nuevos platos a su propuesta, enriqueciendo una esencia construida a lo largo de los años. La cocina de Varadero se refresca con sabores que mezclan tradiciones y conceptos. Sin perder el sello que lo ha caracterizado desde sus inicios.
Otros imperdibles de esta carta son el trío de ceviches en sus latas, el ceviche mixto Varadero, el ceviche de pulpo, las carimañolas de ropa vieja y el arroz one pote, un plato lleno de historia. Todos ellos hacen parte de una propuesta que destaca por su técnica, su cuidada presentación y, sobre todo, por su sabor excepcional.