Un positivo balance de gestión, en medio de la emergencia causada por la pandemia del Covid-19, presentó el Gerente General de la Triple A, Guillermo Peña Bernal, al resaltar los incrementos registrados en los niveles de ingresos, utilidades y en las regalías para el Distrito de Barranquilla.
Específicamente resaltó el aumento del 10% en los ingresos, el 30% en las utilidades y en las regalías que se destinan al Distrito de Barranquilla. Señaló que ello fue posible gracias a una política de reducción de costos e implementación de mecanismos de eficiencia en los diferentes procesos, que arrojó como resultado un 15% menos que en la anterior vigencia.
Anotó que las utilidades por 90 mil millones de pesos se constituyen en la más alta que registra la compañía, mientras que los ingresos alcanzaron los 618 mil millones de pesos.
Precisó que este año los recaudos resultaron afectados, presentándose sustanciales variaciones. En febrero el nivel de recaudo fue de 91%, en abril bajó al 72% y actualmente se encuentra en 83%, superando la cifra de 70 mil millones de pesos en disminución de caja, todo ello debido a las diferentes estrategias adoptadas para otorgarle facilidades de pago a los usuarios, al tiempo que los aumentos tarifarios se mantienen suspendidos.
En el caso de las regalías, aumentaron de $19 mil millones en 2019 a $36 mil millones en 2020 y para 2021 se proyectan $51.000 millones.
Por otra parte, precisó que mientras en los sectores comerciales e industriales los consumos bajaron, por el contrario, en los estratos 1 y 2 aumentaron. En este período, agregó, la empresa vinculó a 2.700 nuevos clientes localizados en asentamientos y reconectó a otros 51 mil.
Para 2021 la empresa tiene previstas inversiones por $120 mil millones y se espera tener acuerdos con el sector financiero para estructurar otras iniciativas. En este sentido recordó que en el sector financiero ha existido el temor a que se repitan situaciones del pasado y han expresado preocupación por lo ocurrido. Ante esta coyuntura, la empresa diseñó una “economía de guerra”, con recursos propios, ante el cierre de los créditos a partir de 2017.
