En un audaz asalto a plena luz del día, un grupo de ladrones utilizó un elevador de canasta para escalar la fachada del Museo del Louvre, forzar una ventana y robar joyas napoleónicas de valor incalculable. El robo ocurrió apenas media hora después de la apertura del museo, cuando ya había visitantes en el interior.
Las autoridades francesas informaron que los intrusos irrumpieron en la icónica Galería Apollon, donde se exhiben los Diamantes de la Corona, incluidos el Regent, el Sancy y el Hortensia. En cuestión de minutos, rompieron vitrinas y huyeron con varias piezas de la colección real de 23 joyas.
Entre los objetos sustraídos estaba la corona imperial engastada con esmeraldas perteneciente a la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III. La pieza, que contenía más de 1.300 diamantes, fue hallada posteriormente fuera del museo, dañada y parcialmente rota.
El ministro del Interior, Laurent Núñez, describió la operación como “altamente profesional” y confirmó que los ladrones emplearon el elevador de cesta para acceder por la fachada que da al río Sena. Tras el robo, escaparon en motocicletas antes de que la policía pudiera interceptarlos.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, calificó el suceso como una “operación profesional de cuatro minutos” y señaló que el hecho pone de relieve las debilidades de seguridad del museo. El incidente se produjo a tan solo 250 metros de la sala donde se encuentra la Mona Lisa.
Las imágenes difundidas mostraron a turistas confundidos siendo evacuados de la pirámide de cristal y de los patios del Louvre mientras las autoridades acordonaban la zona. El robo, uno de los más atrevidos en la historia reciente de los museos europeos, ha reavivado el debate sobre la seguridad en las instituciones culturales más visitadas del mundo.





