Obama, que llegó al lugar poco antes en compañía del primer ministro japonés Shinzo Abe, se convierte así en el primer presidente estadounidense en ejercicio en visitar el Parque del Monumento de la paz en Hiroshima para rendir homenaje a los 210.000 japoneses muertos por el fuego nuclear.
«71 años han pasado desde aquel día. Era una mañana luminosa y sin nubes. La muerte cayó del cielo y el mundo cambió», declaró Obama al iniciar su discurso ante miles de habitantes de la ciudad, entre ellos algunos sobrevivientes de los ataques nucleares.
El presidente estadounidense rindió homenaje a «todos los inocentes» muertos durante la Segunda Guerra Mundial, y abogó por un mundo sin armas nucleares al pedir por una reducción del arsenal nuclear global. Afirmó que su «visita muestra como incluso la más dolorosa división puede ser superada».
«El mundo tiene la responsabilidad compartida de preguntarse cómo impedir que se repita el sufrimiento que se produjo en Hiroshima», afirmó Obama y dijo que el recuerdo «nunca debe desvanecerse».