Gobierno y oposición de Venezuela ponen el conflicto político que protagonizan desde hace años encima de una mesa: ambas partes se reúnen desde este viernes y hasta el sábado en la República Dominicana.
No es la primera vez que hacen el intento, por lo que hay dudas, escepticismo e incluso abierto rechazo de algunos sectores de una oposición que en los últimos meses luce dividida.
El proceso contará, además de con el anfitrión, con el acompañamiento de Chile y México, elegidos por la oposición, y por Nicaragua, Bolivia y Dominica, seleccionados por el gobierno.
Hace justo un año, con el presidente Nicolás Maduro presente y con el acompañamiento del Vaticano, la mesa de diálogo fracasó y acabó diluyéndose sin acuerdos efectivos.
Ahora, la presencia de países garantes y que la sede del encuentro sea fuera del país quizás sean las principales novedades del proceso.
Un año lleno de tensiones
En estos 12 meses las circunstancias también han cambiado. Hubo cuatro meses de protestas antigubernamentales, de abril a agosto, que dejaron más de 120 muertos.
Se instaló una Asamblea Constituyente plenipotenciaria completamente oficialista ante el rechazo de la oposición y de gran parte de la comunidad internacional.
El gobierno de Estados Unidos implantó más sanciones individuales y agregó las financieras, que dificultan las operaciones de deuda del gobierno.
La empresa de software electoral Smartmatic denunció alteración de números en la elección de la Constituyente el 30 de julio, y la oposición presentó pruebas de fraude en los comicios regionales del 15 de octubre, que supusieron un importante triunfo para el chavismo y la división de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora.
Parte de esa MUD no participará en las elecciones municipales del 10 de diciembre. Y se prevé un adelanto de las presidenciales al primer trimestre de 2018.
El año próximo llegarán más compromisos de deuda para un gobierno y un país acuciado por el fantasma del «default» o la cesación de pagos, alimentado por las sanciones internacionales.
Pero sobre todo, en estos 12 meses ha empeorado la situación económica y social del país. Los venezolanos siguen emigrando y los que se quedan sufren la inflación galopante que ha diluido su poder adquisitivo y la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos.
Las metas de cada parte
En este contexto, la oposición, que llega debilitada y separada al diálogo, busca elecciones libres y transparentes, apertura de un canal humanitario para la llegada de alimentos y medicinas, liberación de presos políticos y restitución de las facultades del Parlamento, dominado por los opositores.
Además de los políticos, encabezados por el presidente del Parlamento, Julio Borges, habrá varios asesores de diversos sectores de la sociedad civil.
Por su parte, el gobierno, más hermético en sus objetivos, busca que la oposición ayude a que Estados Unidos rebaje las sanciones.
Y ante el riesgo de la cesación de pagos también puede intentar que el Parlamento apruebe más endeudamiento en busca de mayor legitimidad en los mercados internacionales.
BBC Mundo