
El Papa Francisco no renunció a esta presente esta mañana en la audiencia general. Su entrada en el Aula Pablo VI fue recibida con calurosos aplausos y gritos de «viva el Papa» dando testimonio así del afecto de los fieles y peregrinos que conocen la indisposición del Pontífice estos días.
Ayer por la tarde, la Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció su renuncia forzosa, por obediencia a los médicos, a su viaje apostólico a Dubái del próximo viernes para asistir en la Cop28.
Una cita que a Francisco le apetecía mucho. El Papa se sentó y dio la bienvenida a todos, explicando que como todavía no está bien y su voz no es buena, sería monseñor Ciampanelli quien leería el texto de la catequesis y de los saludos.
La catequesis continuó sobre el tema de la pasión por el anuncio cristiano a la luz de la exhortación apostólica Evangelii gaudium. El aspecto que subrayó en esta ocasión fue el valor del tiempo presente. En efecto, el anuncio es para el hoy, ese hoy del que muchos se quejan, viendo las guerras, el cambio climático, las injusticias mundiales y las migraciones en curso, hasta la actual «crisis de la familia y de la esperanza».
Cortesía: Vatican News.