Kevin Alexis Espinal Andrade, fue el joven soldado que resultó muerto tras el ataque del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Los hechos ocurrieron a la altura del kilómetro 84 del municipio de Tarra, en el departamento de Norte de Santander cuando un grupo de soldados estaban adelantando “operaciones de seguridad y defensa” en el oleoducto Caño Limón-Coveñas. Cuatro de los soldados que acompañaban a Kevin Espinal también resultaron heridos.
Las acciones de seguridad que realizaban los soldados, hacían parte del plan de vigilancia en la región, y para evitar otros atentados a la infraestructura petrolera que se ha visto afectada por numerosos ataques que deterioran el medio ambiente y a las comunidades aledañas.
Carlos Alfonso Negret, el director de la empresa, pidió este martes a esa guerrilla que cesen esos atentados, ya que están violando los derechos de las comunidades.
El año pasado, la infraestructura petrolera colombiana sufrió 107 atentados, de los que 89 afectaron al Oleoducto Caño Limón-Coveñas y 18 al Transandino, ubicado en el suroeste del país.
Los soldados heridos a los que no se les pudo identificar, fueron trasladados a un Centro Asistencial de Cúcuta.
«Rechazamos enfáticamente el uso de medios y métodos de guerra no convencionales, claramente prohibidos en los postulados del Derecho Internacional Humanitario (DIH), poniendo en riesgo no solo la vida de nuestras tropas, sino la tranquilidad de la comunidad trabajadora de la región», agregó el director.
Cabe resaltar que la zona en la que se presentaron los hechos terroristas, es en el Catatumbo, en la que opera el ELN, bandas criminales, el EPL y las disidencias de las FARC.
Esa región, que alberga además extensos cultivos de coca, es una de las zonas más pobres y olvidadas de Colombia y está conformada por los municipios de Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú.