Como cientos de sus compatriotas, Michell Carolina Dávila Guerrero se vino de Venezuela en busca de una mejor vida, sin limitaciones económicas ni escasez de alimentos, pero no todo salió como ella deseaba. Su relación sentimental terminó siendo una tortura permanente, por la que al final perdió la vida: fue asesinada.
El pasado 29 de septiembre Michell sufrió fuertes dolores de cabeza y del populoso barrio Los Olivos II, al suroccidente de la ciudad, la llevaron de urgencia al Hospital General donde, tras la evaluación médica y al ver que sus condiciones de salud empeoraban, la remitieron al Hospital Adela de Char. Al día siguiente, el 30, murió.
En medio de la consternación familiar y de vecinos, comenzaron a escucharse voces que alertaban sobre los maltratos permanentes a los que era sometida por su pareja Orlando Acosta De la Hoz, con quien vivía desde hacía ocho meses. “Él la había aislado de su familia y amistades”, contó un vecino a las autoridades.
Los informes médicos iniciales advertían que Michell Carolina había sufrido algún tipo de agresión o de golpiza, razón por la cual investigadores de la Sijín de la Policía de Barranquilla comenzaron a indagar, hasta que llegó el dictamen forense de Medicina Legal.
“La inspección del cadáver arrojó que la muerte de la joven estaba asociada a un trauma craneoencefálico severo”, contó una fuente asociada a la investigación que iniciaron la Fiscalía y la Policía.
Al profundizar en la investigación, los agentes de Policía Judicial se encontraron con testimonios que daban cuenta de los maltratos a los que la joven era sometida por Acosta De la Hoz, conocido con el alias de ‘El Ruso’.
Uno de esos testimonios, vital para solicitar ante un juez la captura de Orlando Acosta, señala que este golpeaba a Michell, la obligaba a consumir sustancias alucinógenas, la amarraba y la amenazaba con un arma que le ponía en la cabeza.
En ese contexto, la Fiscalía y la Policía decidieron que, como indiciado, ‘El Ruso’ debía ser imputado por el delito de feminicidio agravado. Con las pruebas que le fueron presentadas, un juez ordenó su captura, que fue materializada, el 11 de octubre en la tarde, durante el allanamiento a una casa en el barrio La Pradera.
La judicialización de Orlando Acosta De la Hoz estuvo a cargo de Elkin Chiquillo, Fiscalía Segunda Especializada del Grupo Alertas de Homicidios. Un juez legalizó el allanamiento y la captura; el viernes será la audiencia para solicitar medida de aseguramiento como imputado por feminicidio agravado.