Una imagen vale más que mil palabras. Un paquete de carne de cerdo de tan solo 325 gramos se ha convertido en evidencia del drama que viven decenas de niños y niñas en centros de atención a la primera infancia del ICBF. Según las madres comunitarias, esa cantidad mínima de alimento debe ser repartida entre 13 niños, una situación que califican como “un atropello”.
“Nos exigen cumplir con la minuta al pie de la letra, pero no entregan los alimentos necesarios. Esto es inhumano. Muchas veces, tengo que poner de los ingresos de mi hogar para que los niños coman”, relata una madre comunitaria del barrio La Esmeralda, la cual decidió alzar su voz. “El ICBF no cumple, pero si uno se atrasa o le falta algo, vienen los regaños. ¿Y los niños qué?” se pregunta.
Las madres comunitarias, claman por una investigación seria a esta situación, más control y transparencia en la entrega de los insumos para las comidas de los menores.
A esto se suma que, en la región, no existe una vocería clara que asuma la defensa de estas comunidades ni que responda públicamente ante estas graves denuncias. Las madres se sienten solas, sin respaldo institucional que genere soluciones.