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Serie Ruta de la Tradición (III): Juan de Acosta, donde el millo se toca, se baila y se come sabroso

Así como suena la música, como sopla la brisa, como se deleita el paladar con su comida así mismo es el municipio de Juan de Acosta: con todo el sabor del millo y sus más de 19 mil habitantes.

El camino para llegar a esta población en días previos a Carnaval va decorado a lado y lado de la vía con frondosos árboles de roble amarillo y como si sus flores, de un intenso amarillo, se pintaran a propósito para colorear así la entrada al corregimiento de Chorrera.

Justamente el grano del millo, insumo para su festival, tiene una historia que data de la colonización cuando sus cultivos llegaron a América gracias a que los esclavos africanos lo trajeron para su alimentación.

La productora y artesana del millo Karla Alba Vargas relata que «decidieron usarlo en estas tierras porque daba mejores resultados del arroz.

El reinado nace de una festividad de los campesinos para celebrar que hubo buena cosecha».

Danza, música y gastronomía son los tres ejes temáticos del Festival del Millo que tuvo sus inicios en 1967.  Iván Darío Sánchez, secretario de cultura, explica de qué se trata:

“En el tema musical nos caracterizamos por la salvaguarda de la flauta de millo como instrumento artesanal que se obtiene del tallo de la planta. Las candidatas deben tener su grupo de millo pero con la caña del instrumento para proteger esta identidad”, precisó Sánchez.

Tomando el millo con sus manos arrugadas y tal delicadeza como acariciando al amor de su vida,  Enrique Molina, con las huellas de sus 82 años de vida, recuerda cómo desde niño la caña y él se unieron por siempre.

«Este es un instrumento bastante trabajoso porque solo tiene cuatro orificios, esto nace por naturaleza. Desde pelao, en el año 1947 cuando tenía como 10 años, se me dió por ir al monte con mi papá y veía las cañas de millo y las cortaba, desde ahí comencé a hacer las flautas», evoca el músico.

Y es que el millo, ese granito tan pequeño es la fuente de inspiración hasta de canciones memorables como ‘La Pelusa’, así lo cuentan entre risas los miembros de la ‘Cumbia Original de Chorrera’ quienes en medio del canto explican que se debe a que «la pelusa del milló pica».

Pues el Festival del Millo tiene un implacable jurado y Anselmo Molina es toda una autoridad en la interpretación de este instrumento cuyos sonidos enamoran.

«Es difícil por el público que a veces da temor la primera vez que uno entra a un escenario así pero ya después se pasa».

Pero no todo es música. El millo sí que es una gran materia prima para la gastronomía: bollo, chichas, arepas,  almojábanas y hasta cerveza hacen parte del listado de productos que sale de este cultivo y cuyas recetas han pasado de generación en generación.

Este 7 y 8 de febrero se cumplirán 35 años ininterrumpidos del Festival del Millo donde los portadores de la tradición culinaria, recibirán a las candidatas de este reinado cultural y les enseñarán hasta cómo preparar una rica mazamorra.

Espere la próxima semana en nuestro recorrido por la ruta de la tradición un viaje a Santo Tomás.

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