El giro de la perilla de la estufa, que prendió el fuego para calentar el aceite dispuesto en el sartén azul rey para preparar patacones, le dio un vuelco a la vida de la familia de Emperatriz Morales, una ama de casa residente en el barrio La Paz de Barranquilla, y quien este viernes se convirtió en la usuaria un millón del servicio de gas natural en la Costa Caribe.
A su lado, el Presidente Iván Duque sonreía, mientras que la familia buscaba el mejor ángulo para la selfie con el Jefe de Estado.
—¿Cómo le va a cambiar la vida con el gas, Emperatriz? —le preguntó el Mandatario.
— Mucho, señor Presidente. Antes, cuando se iba la luz, era imposible hacer la comida; entonces mi marido se iba (risas).
—¿Y va a tener ahorro? —curioseó el Presidente.
—Claro. Yo pagaba de energía como 140 mil pesos. Ahora esto me baja mucho, creo que solo pagaré 23 mil, y puedo ahorrar más —dijo la barranquillera, mientras con la espátula les daba vueltas a los patacones para que no se quemaran.
A medida que el diálogo avanzaba en el interior de la casa azul aguamarina, marcada con la placa 13-50, de rejas blancas y cortinas en degradé blancas y rojas (¿será por aquello del Junior?), afuera, centenares de personas buscaban el mejor sitio para ver lo que pasaba.
Y es que la de ayer no fue una tarde normal en el barrio La Paz de Barranquilla. Las calles se engalanaron con banderines triangulares azules oscuros y rey; estaban intercalados y amarrados de casa a casa, como un techo sobre la cuadra.
Muchos estiraban sus cabezas para observar. Otros, levantaban los celulares para tener la instantánea del momento, mientras que adentro los patacones estaban listos para ser degustados.
En la sala probaban las tajadas de plátano la Ministra de Minas, María Fernanda Suárez; la Alta Consejera para las Regiones, Karen Abudinen; el Gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa; el Alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, y el Gerente General de Gases del Caribe, Ramón Dávila.
El Presidente dialogaba con John Jairo Díaz, esposo de Emperatriz, y, con mucha atención y en silencio, escuchaban Natalia y John Jairo, los hijos de la pareja anfitriona.
Pasadas las seis de la tarde, el Presidente Duque salió de la casa; también degustaba los patacones. La multitud que lo esperaba quería saludarlo. Hubo muchos apretones de manos, abrazos, selfies y microdiálogos.
En el costado izquierdo del frente de la casa, un grupo de periodistas aguardaba. El Presidente llegó al atril y habló.
—Emperatriz, ¿dónde está Emperatriz? Venga se hace aquí al lado mío— fueron las primeras palabras del Presidente, antes de dirigirse a los medios y a la comunidad.
—Emperatriz se convierte en la usuaria un millón de este proceso de Gases del Caribe, que transforma vidas— dijo, y enfatizó: A veces no se entiende en el país que llegar con el gas natural a un hogar es transformarle la vida, especialmente, a una familia.
El Mandatario volteó a ver a la ama de casa:
—Emperatriz, yo la veía a usted ahora con la estufa ya lista para preparar sus patacones, veía su familia alegre— le comentó.
En su discurso, dijo que lo que quiere el Gobierno es que más familias colombianas tengan este beneficio para que les cambie la vida, a lo que Emperatriz asintió con una amplia sonrisa. Los del barrio la miraban, algunos le hacían señas, ella permanecía impávida.
El Presidente Duque, de pantalón caqui y guayabera, se despidió, caminó nuevamente y un grupo de niños, algunos trepados en las rejas, le salió al paso. Él los saludó con entusiasmo.
Cuando la noche se asomaba en el horizonte de La Arenosa’, el Jefe de Estado levantó su mano, se despidió y se marchó.
En el 13-50, la casa azul aguamarina que está recién construida, quedó la estufa con el moño rojo, el sartén ya frío y sin patacones, y en la sala un pendón que le recordaba a Emperatriz y a su familia que el viernes 13 de septiembre le celebraron por ser la usuaria un millón del gas natural.
