in ,

Madres sustitutas: faros de amor incondicional en medio de la adversidad

Atlántico en Noticias rinde homenaje a las 171 madres sustitutas del ICBF en el Atlántico que entregan sus vidas a los 500 niños y adolescentes que están en proceso de restitución de sus derechos o a la espera de ser adoptados.

¿Recuerda usted aquel adagio popular que dice que no siempre madre es la que pare sino la que cría? Pues esta es la historia de 171 mujeres en el departamento del Atlántico quienes pertenecen al programa de Hogares Sustitutos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Sin concebirlos, sin compartir sangre ni apellidos, ellas acogen a niños, niñas y adolescentes que están en un proceso de restitución de sus derechos. Y mientras se define si serán entregados en adopción o si retornarán al seno de su familia, se convierten en madres durante 24 horas los siete días de la semana.

Judith Cepeda ha entregado 22 de sus 67 años de vida a esta labor, siendo la responsable de más de 20 menores.

“Me siento muy feliz, muy orgullosa y ojalá Dios me diera la oportunidad de en algún momento verme rodeada de todos ellos, sería un recuerdo inolvidable. Nunca me ha sido difícil. Yo desde el momento que los veo lo primero que hago es decir que es mi hijo y empecemos”, cuenta en su casa del barrio Santa Ana.

Aunque tiene dos hijos biológicos, Judith dice que tiene la fortuna de ser llamada mamá más que cualquier otra mujer, así lo cuenta con gran emoción en su casa donde hay muñecas y juguetes en cada rincón.

“A mi me han dicho mamá, me han llamado por mi nombre. Yo los dejo que me llamen como quieran”, comentó al recordar que actualmente cuida a una niña que la llama ‘abuelita’.

De acuerdo con el director regional del Icbf en el Atlántico, Benjamín Collante, solo en este departamento son atenidos 500 menores en hogares sustitutos, incluso algunos llegan a la mayoría de edad y continúan en el programa siendo responsabilidad del Estado debido a que nunca fueron adoptados o no retornaron a su núcleo familiar.

“En una cifra para nosotros importante y paradójica para nosotros. Importante, porque logramos que salgan del entorno violento de vulneración de los derechos y paradójica porque no debería ser tan alta”, advirtió el funcionario.

Con ese panorama son las madres sustitutas las que juegan un papel determinante en la vida de estos menores. Si bien es una labor por la que el Icbf asume todos los gastos, su compromiso es invaluable.

Una hija cuenta su historia

Camila* (nombre cambiado para proteger su identidad), tiene 21 años de edad y aún vive en el hogar sustituto donde la acogieron cuando apenas tenías dos meses de nacida. Hoy es una destacada estudiante de Licenciatura en Preescolar y le dice mamá a su cuidadora aunque no fuera quien la llevó durante nueve meses en su vientre. Esa mujer de la que habla con orgullo murió hace seis años.

“Mi mamá nunca tuvo diferencias con nosotros y sus hijos. Fue un sentimiento muy lindo, prácticamente es mi madre, es la única que reconozco como mamá, ha sido muy duro desde que falleció. Fue la persona que me crío que estuvo conmigo en todo momento”, relata con la voz entrecortada mientras se alistaba para ir a la universidad.

Por su parte Judith comparte su dolor: hace seis meses murió una de sus 20 hijas a quien cuidó desde que era bebé. Con un nudo en la garganta relata que esa ha sido la separación más triste de su labor como madre sustituta.

“Me hizo llorar mucho la muerte de una niña discapacitada que recibí a los tres meses de nacida y murió a los 20 años”, dijo observando fotografías de esa niña a la que le entregó alma, vida y corazón.

Cada hogar sustituto alberga entre uno y tres menores y en casos de hermanos hasta 5, ellos han sido los hermanos, la familia de Camila, quien tiene claro que su mayor muestra de gratitud es poder devolver ese amor que ha recibido incondicionalmente.

“Gracias a Dios me siento bien y estoy estudiando para ser profesora y compartir el amor que a mí me dieron poderlo transmitir, no guardar resentimiento con la vida por lo que me pasó”, dice emocionada.

Así como Camila, Judith está convencida de que seguirá en la carrera de ser mamá de estos niños hasta el final de sus días, aunque a ninguno los parió.

“Hasta que Dios me lo permita aquí estaré con ellos. Es una labor que estoy enamorada de ella”, finaliza con un brillo en sus ojos al escuchar a pocos metros las risas de sus hijos felices.

Fue capturado en Puerto Colombia presunto sicario al servicio del ‘Clan del Golfo’

Estudian declarar calamidad pública en Galapa por fuerte aguacero en Mundo Feliz y Villa Olímpica