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Tras 3 días sin poder darle sepultura, dolientes de una mujer tuvieron que romper los candados del cementerio del Sur para poder ingresarla

Con el dolor por la muerte de su abuela de 83 años, la familia de Aida Bermejo tuvo que llenarse de valor y romper los candados para ingresar el ataúd al Cementerio del Sur en el barrio Santa María, después de cargar durante tres días con su cadáver con la incertidumbre de no saber dónde sepultarlo.

En medio de la maleza y osamentas expuestas tuvieron que sacar los restos de su pariente, para en la misma bóveda guardar el cuerpo sin vida. Fueron eternas horas de angustia las que vivieron antes de tomar la determinación de ingresar a la fuerza ante la negativa del Distrito de permitir la ceremonia fúnebre.

“No la podíamos sepultar porque no nos querían dar la llave”, contó entre lágrimas Erlin Meriño, quien asegura que desde hace 7 meses el sitio está clausurado al conocerse la denuncia de abuso sexual contra una menor de edad, al interior del cementerio. Sin embargo, es allí el único sitio donde tenía disponible el espacio para darle sepultura.

Entre tanto, los trabajadores informales cuentan que al ser cerrado el Campo Santo y solo abierto los domingos para las visitas de los dolientes, no hay quien se encargue de la limpieza del lugar que tiene más de 5 mil muertos en tierra y bóvedas.

“Somos cuatro personas que como podemos limpiamos la basura, lo hemos hecho durante más de 15 años pero aquí se necesita que se hagan reparaciones”, añadió José, mientras enseñaba los ataúdes abiertos que dejaban a la intemperie los huesos de los difuntos.

“En la parte trasera funciona un megacolegio y hay mucha inseguridad en este sitio donde no hay mantenimiento. Con esto cerrado, cuando llueve los huesos de nuestros muertos se salen”.

A este cementerio acuden residentes en su mayoría de barrios del suroccidente de la ciudad como San Luis, Santa María, Siete de Abril, Santo Domingo, entre otros.

Sepelios “programados”. En diálogo con Atlántico en Noticias, el secretario de Gobierno del distrito, Clemente Fajardo, dijo que el entierro de este miércoles sí fue autorizado por la Alcaldía Distrital y que no es cierto que la comunidad tuviera que romper los candados para ingresar el féretro.

Precisó que el Campo Santo fue asumido por el Distrito en el segundo semestre del año anterior, a través de una acción popular promovida por la junta de acción comunal, pero advirtió que los sepelios deberán ser programados con anticipación.

Clemente Fajardo anunció que las paredillas del cementerio serán alzadas y se fortalecerá la iluminación del lugar.

Rechazan declaraciones de Secretario de Gobierno. “Cuándo se ha visto que los sepelios son programados. Dicen que la muerte la tenemos detrás de la oreja y yo voy a tener que mocharme las orejas si hay que programar la muerte. Si supiera uno que se va a morir no pasara esto pues la muerte no avisa”, cuestionó Vilma Ferrer.

“No es justo que tuvieran que volar los candados. Eso sí ocurrió, no como lo negó el funcionario Clemente Fajardo, porque tenemos videos de que se tuvo que recurrir a esto ya que aquí estaba el espacio para enterrar a la señora”, añadió un vecino.

 

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