Los barranquilleros se habían acostumbrado a vivir en una ciudad con arroyos peligrosos. La palabra lluvia significaba parálisis de las actividades porque la movilidad se detenía obligatoriamente. De hecho, según el Observatorio de Arroyos de Barranquilla, en los últimos 60 años, aproximadamente 95 personas murieron tras haber sido arrastrados por estas corrientes.
Afortunadamente esto está en proceso de cambio, no solo por las canalizaciones, sino por los sistemas de alerta que indican qué muchas vías están mejor para ser transitadas cuando llueve.
Melisa Acosta Coll, doctora en Ingeniería electrónica, trabajó durante cinco años en un sistema de alerta temprana para la detección de la peligrosidad de las inundaciones pluviales en zonas urbanas para cuencas no aforadas. ‘Los arroyos se enmarcan dentro de esta categoría y no tenían ningún tipo de medidor’.
Comenta que, en primera medida, el sistema toma la información de la lluvia medida a través de un pluviómetro para procesarla con el levantamiento de topografía de toda la cuenca y, con base en esto, se puede establecer la velocidad y el nivel del agua, elementos principales para poder detectar la peligrosidad.
‘Una vez se hace este procedimiento, se emite una alerta enviada a través de unos módems GPRS a una central de datos que procesa la información. Luego se envía la alerta a peatones, conductores de vehículos pequeños o grandes dependiendo del caso’, explica Acosta.
De acuerdo con la investigadora, el objetivo es indicar el comportamiento de la lluvia de forma preventiva y que los usuarios puedan recibir notificaciones vía Twitter y Telegram. Señala que este sistema se puede exportar a otro tipo de cuencas que no han sido canalizadas o, a futuro, en otras ciudades que presenten esta problemática.
‘Cabe resaltar que esta alerta está diseñada de tal forma que cumple con estándares mundiales para ser eficiente. La idea es que la información que se brinde sea comprensible para los usuarios. Para mí fue un reto porque, siendo ingeniera electrónica, me metí en el mundo de la hidráulica. No fue tan fácil por ser un caso muy particular que todavía sigue siendo objeto de estudio. Ya se hizo en una sola dimensión, tenemos el desafío de llevar esa modelación a dos dimensiones con mucha más información’, enfatiza Acosta.