El proyecto nació cuando la Universidad de la Costa inició la investigación en la que se indagó sobre la problemática para estudiar las tecnologías actuales que existían en el mercado.
“A partir de una de las propuestas para mejorar los procesos de reciclaje en la cadena logística inversa fue triturar las botellas, puesto que los envases de vidrio tienen una característica y es que se pueden considerar residuos peligrosos, entonces estos deben tener un tratamiento especial”, explica Sánchez, profesor de tiempo completo vinculado al programa de Ingeniería Industrial.
Una vez determinadas las características que la máquina debía tener para dar cumplimiento a los requisitos, se diseñó un dispositivo que permitiera fragmentar y separar los vidrios. Los investigadores identificaron que el lugar idóneo para la ubicación de estas máquinas debía ser las recuperadoras. “Elaboramos un entorno de prueba donde determinamos ciertas variables para hacer los experimentos de forma segura y saber cómo quebrar estos vidrios, con cuánto impacto, fuerza y cantidad de energía. Esa información fue utilizada como insumo para el diseño”.
¿Cómo funciona?
“La persona que recicla para vender el vidrio, introduce el envase, selecciona el color y acciona el mecanismo de triturado. Este ejercicio se repite con cada materia prima. Esperamos que la máquina esté en el centro de recuperación para que una vez se haga el proceso, el reciclador pueda vender el vidrio separado por colores y con las impurezas separadas de la materia prima. La recuperadora va a captar un material puro y limpio”, explica Sánchez.
Esta operación se realiza de manera fácil, rápida y segura, proporcionando un almacenamiento eficiente y disponiendo el material de forma que no represente riesgo de accidentes o reste capacidad de trabajo en las actividades del negocio, implicando acciones rápidas y fáciles de desatasco o desbloqueo, aumentando la capacidad de almacenamiento y transporte, y agilizando las gestiones de clasificación e inspección.
Los investigadores y el personal que participó en el proceso para la obtención de esta nueva patente, están emocionados porque el trabajo realizado está cosechando los frutos. “Con este nuevo resultado seguimos avanzando como institución en la obtención de productos de investigación de alto impacto, con fines de transferencia y comercialización”, indica Doyreg Maldonado, gestora de Tecnológica y de Innovación de la Universidad.
“Esto significa un sentimiento inmenso de agradecimiento con Dios y la Universidad. Esperamos seguir trabajando fuerte y aceleradamente para poder transferir esta tecnología al mercado, y comenzar a hacer relaciones con las plantas trasformadoras y con empresas recuperadoras medianas o pequeñas para que sean los pilotos de esta tecnología”, indicó Sánchez Comas.