El Presidente Gustavo Petro rompió su silencio frente a las críticas y acusaciones del excanciller Álvaro Leyva Durán, a quien acusó de «injuria» y «venganza». En una extensa respuesta publicada en su cuenta de X, y en referencia a un artículo del periodista español Juan Diego Quesada en el diario El País, Petro desglosó sus diferencias con Leyva y cuestionó sus motivaciones y actuaciones durante su gestión.
«Durante meses he sido víctima de la injuria del señor Leyva, y quise simplemente responder a lo que consideraba un acto de venganza bárbaro, canalla, de alguien que simplemente había ayudado de corazón», inició el mandatario.
Petro señaló que su distanciamiento de Leyva se gestó por la negativa a «pasos oscuros en la cancillería», citando específicamente el caso de la licitación de pasaportes con Thomas Greg & Sons, por el cual la Procuraduría sancionó al excanciller.
Indicó que «el proceso de licitación de los pasaportes en la Cancillería, estaba impregnado de corrupción desde sus inicios». «El pliego de condiciones ya determinaba al ganador», agregó.
El Presidente también reveló su rechazo a que el hijo de Leyva ocupara un cargo diplomático, pues considera que la democracia no es hereditaria. Afirmó que los nombramientos de Laura Sarabia y Benedetti en roles clave llenaron de «odio» a Leyva, y que solo «hasta hace poco tiempo» se enteró de una petición que Leyva hizo a Benedetti y que iba dirigida a él.
El Presidente utilizó el «caso Leyva» para reflexionar sobre lo que denomina la «conducta de la oligarquía», a la que, según él, Leyva pertenece. La tildó de tener una «doble moral», de ver el Estado como una herencia con derecho a «negocios con el erario», y de ser incapaz de relaciones basadas en el respeto.
«Desde hace dos siglos, la traición, el asesinato, la mentira, son sus normas. El acuerdo nacional se vuelve fantasmagoría y discurso. Traicionan, aunque siempre hay que insistir en el acuerdo y la paz», aseveró Petro, reconociendo la «oscuridad» en la historia de Colombia, donde, afirma, se han escondido presidentes indígenas o negros y se ha asesinado a quienes contradicen el poder.
El puesto de Canciller y la licitación de pasaportes
Petro explicó en su extenso mensaje en X, que le dio el puesto de Canciller a Leyva «sin ningún cálculo político», pensando que se lo merecía «al final de su vida» y que tenía una «genuina vocación de paz».
Recordó la participación de Leyva en el proceso constituyente de 1990 junto a Antonio Navarro Wolff, a nombre del M19, tras la dejación de armas y el asesinato de Carlos Pizarro. Sin embargo, Petro enfatizó: «Leyva en realidad no ayudó al proceso de paz del M19, pero se comprometió durante décadas al proceso con las Farc. Pensé que había sido perseguido por ello; hoy conociéndolo personalmente, creo que también buscaba otras cosas con la paz, menos santas».
El Presidente reiteró su convicción de que el proceso de licitación de pasaportes en la Cancillería «estaba impregnado de corrupción desde sus inicios». Afirmó haber dado la orden en Consejo de Ministros de no continuarlo, ya que el pliego de condiciones «ya determinaba al ganador». Pero, según Petro, Leyva lo dejó avanzar «demasiado», y al suspenderlo, cometió irregularidades que le «costaron su vida pública».
El Presidente mencionó las versiones de prensa sobre la presencia del hijo de Leyva en un hotel en el exterior discutiendo el tema, y expresó su disgusto porque el hijo de Leyva «siempre llegara a las comidas que hacía mi delegación» en giras oficiales. «Eso no lo contó en sus cartas», puntualizó Petro.
La respuesta del mandatario abre un nuevo capítulo en la confrontación con su excanciller, exponiendo profundas diferencias sobre la gestión pública, la ética política y la concepción del poder en Colombia.