En el Día del Padre y a una semana del atentado que dejó en estado crítico al senador Miguel Uribe Turbay, su esposa, María Claudia Tarazona, rompió el silencio con un mensaje cargado de gratitud, esperanza y un firme llamado a la reconciliación nacional.
«Hoy no hay espacio para el rencor en mi corazón, solo la profunda esperanza de poder reencontrarme con mi esposo Miguel», expresó Tarazona en un emotivo mensaje difundido en redes sociales, coincidiendo con la realización de la ‘Marcha del silencio’ en más de 20 ciudades del país.
El dirigente político del partido Centro Democrático permanece internado en la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde lucha por su vida tras recibir dos disparos en la cabeza y uno en la pierna el pasado 7 de junio. Su agresor, un menor de edad, fue capturado el mismo día y la Fiscalía continúa avanzando en la investigación.
La más reciente actualización médica, divulgada el viernes, reveló una leve mejoría en su condición: “una disminución en la presión intracraneana”, según el informe del centro hospitalario.
Durante su pronunciamiento, Tarazona agradeció al personal médico por su entrega y dedicación: “Están sosteniendo la vida de Miguel con un esfuerzo y con una entrega admirable, mientras otros celebran con sus familias”.
Asimismo, tuvo palabras de gratitud hacia quienes marcharon este domingo: “Gracias a quienes han participado en las masivas movilizaciones que se han dado hoy en todo el país”.
La ‘Marcha del silencio’ fue convocada como una expresión de rechazo a la violencia política y de solidaridad con Uribe Turbay, en medio de una ola de hechos violentos que incluyó un atentado en el suroeste del país, ocurrido días después, que dejó ocho personas muertas y más de 80 heridas.
“Para sanar de verdad, necesitamos unirnos. Y en este momento, a todos nos debe impulsar una misma causa: nuestro amor por Colombia”, enfatizó Tarazona, quien hizo un llamado a preservar el legado de su esposo: “Hoy es un día muy duro para nuestra familia, pero también es un día para recordar la causa por la que Miguel ha luchado toda su vida: un país sin violencia”.
En un tono íntimo y conmovedor, cerró su mensaje evocando el drama familiar que enfrenta: “Ningún padre debería pasar su día sufriendo por culpa de la violencia, y ninguna madre debería tener que explicarle a su hijo por qué su papá no está en la mesa, como me ha tocado hacerlo hoy con Alejandro”.
