Con 29 de los 31 partidos con entradas agotadas, cerca de 657.300 espectadores en los estadios y una gran animación en las zonas de aficionados ubicadas en el corazón de las ciudades, Suiza se despidió este domingo de una Eurocopa femenina para el recuerdo.
El país anfitrión partía con dudas: una selección con escaso tirón mediático y una liga local poco desarrollada hacían pensar que llenar los estadios durante un mes sería una tarea complicada.

Sin embargo, el torneo superó todas las expectativas y estableció un nuevo récord de asistencia, con 657.291 espectadores, superando con creces la marca anterior de 574.875 establecida en Inglaterra 2022, y dejando muy atrás los 247.041 registrados en Países Bajos 2017.
Las ‘fan zones’ fueron otro de los grandes éxitos del torneo. Espacios como los de Basilea —ciudad anfitriona de la final y sede de más encuentros— vivieron jornadas vibrantes, con una notable participación del público en un ambiente siempre festivo.
La única nota discordante para los organizadores fue la escasa presencia del presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, quien solo asistió a un encuentro al inicio del certamen y reapareció para la final.


